Les presento a Roberto y Marcia Braga.
Los acabo de conocer en Santo Domingo, República Dominicana.
El Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH) los invitó a la 43 Reunión de su Consejo Directivo, para presentar su testimonio ante historiadores, geógrafos, cartógrafos y geofísicos de todo el continente.
Roberto es un ingeniero civil brasileño y Marcia una decoradora de interiores, también brasileña.
Están recorriendo el continente americano en automóvil con sus dos hijos varones.
Y lo hacen en homenaje a la historia que inspiró y fascinó a Roberto, ese aficionado del automovilismo.
Entre 1928 y 1938, tres brasileños recorrieron el continente a bordo de un Ford Modelo T.
Su propósito: inspirar la construcción de una carretera que uniera a todos los pueblos de América.
Lo lograron. La carretera panamericana existe.
Pero la historia los olvidó a ellos.
A los que atravesaron la cordillera de los Andes alimentando el motor con chicha y querosene, a falta de gasolina, en el Perú.
A los que desarmaron el automóvil para atravesar el Darién, entre Colombia y Panamá.
A los que fueron recibidos en los pueblos más sencillos y aislados de América, lo mismo que en las grandes capitales por los jefes de Estado de la época: Sandino, Calles, Roosevelt. Y por Henry Ford, naturalmente.
Sus nombres:
Leonidas Borges de Oliveira, teniente del ejército brasileño.
Fracisco Lopes da Cruz, observador.
Mario Fava, mecánico.
28 mil kilómetros en 10 años.
Braga ha querido hacerles justicia de dos maneras. Escribiendo un libro: El Brasil a través de las tres Américas: http://www.carreterapanamericana.com.br/
Y haciendo el mismo viaje con su familia: http://www.familiabraga.com.br/
Me han parecido seres fascinantes, los Braga.
Y estoy muy contento de que Roberto haya viajado desde Miami para presentarse acá, y obsequiado un ejemplar a cada uno de quienes estamos en esta reunión del IPGH.
Lo mismo que muy contento por haberle podido obsequiar en reciprocidad mi novela El misterio de la noche polar, historia de otro viaje.
Me siento muy identificado con Braga, porque él es tan soñador y aventurero como los personajes que yo admiro en la ficción. Con la enorme diferencia de que Braga existe.
¡Un abrazo Roberto y que tu viaje termine con bien para todos ustedes!
Los acabo de conocer en Santo Domingo, República Dominicana.
El Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH) los invitó a la 43 Reunión de su Consejo Directivo, para presentar su testimonio ante historiadores, geógrafos, cartógrafos y geofísicos de todo el continente.
Roberto es un ingeniero civil brasileño y Marcia una decoradora de interiores, también brasileña.
Están recorriendo el continente americano en automóvil con sus dos hijos varones.
Y lo hacen en homenaje a la historia que inspiró y fascinó a Roberto, ese aficionado del automovilismo.
Entre 1928 y 1938, tres brasileños recorrieron el continente a bordo de un Ford Modelo T.
Su propósito: inspirar la construcción de una carretera que uniera a todos los pueblos de América.
Lo lograron. La carretera panamericana existe.
Pero la historia los olvidó a ellos.
A los que atravesaron la cordillera de los Andes alimentando el motor con chicha y querosene, a falta de gasolina, en el Perú.
A los que desarmaron el automóvil para atravesar el Darién, entre Colombia y Panamá.
A los que fueron recibidos en los pueblos más sencillos y aislados de América, lo mismo que en las grandes capitales por los jefes de Estado de la época: Sandino, Calles, Roosevelt. Y por Henry Ford, naturalmente.
Sus nombres:
Leonidas Borges de Oliveira, teniente del ejército brasileño.
Fracisco Lopes da Cruz, observador.
Mario Fava, mecánico.
28 mil kilómetros en 10 años.
Braga ha querido hacerles justicia de dos maneras. Escribiendo un libro: El Brasil a través de las tres Américas: http://www.carreterapanamericana.com.br/
Y haciendo el mismo viaje con su familia: http://www.familiabraga.com.br/
Me han parecido seres fascinantes, los Braga.
Y estoy muy contento de que Roberto haya viajado desde Miami para presentarse acá, y obsequiado un ejemplar a cada uno de quienes estamos en esta reunión del IPGH.
Lo mismo que muy contento por haberle podido obsequiar en reciprocidad mi novela El misterio de la noche polar, historia de otro viaje.
Me siento muy identificado con Braga, porque él es tan soñador y aventurero como los personajes que yo admiro en la ficción. Con la enorme diferencia de que Braga existe.
¡Un abrazo Roberto y que tu viaje termine con bien para todos ustedes!
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