En el número 66 de Algarabía (marzo de 2010) aparece publicado la primera parte de mi artículo "Largad el trapo: el léxico de los barcos de vela".
La presentación que del mismo hacen los editores es la siguiente:
Usted, ¿alguna vez ha viajado en barco? Y no, no nos referimos a esos cruceros modernos que lo llevan a uno de compras por las transparentes aguas del Caribe y otros mares más lejanos, sino a uno de vela, de los de antes, de esas hermosas embarcaciones que solemos ver en las películas de piratas. Seguramente no, pero, aun si no ha gozado de esta experiencia ¿no le gustaría despejar las dudas acerca de la jerga peculiar de la que el cine y la literatura nos han hecho involuntarios partícipes?
Así pues, el artículo da comienzo de la siguiente manera:
"Cuando uno lee novelas de piratas y aventuras en el mar, se topa de golpe con párrafos de belleza innegable, pero arcana para un distraído neófito. La emoción de las maniobras navales se trunca entonces por el desconocimiento del léxico de los barcos de vela, y es muy incómodo detenerse en el fragor de una batalla para acudir al diccionario cada vez que el Corsario Negro dicta nuevas órdenes para maniobrar El Rayo..."
Si aún no lo han leído, créanme, les va a servir, pues incluye diagramas explicativos. Podrán entonces disfrutar y gozar mejor novelas como El corsario negro, de Emilio Salgari, Trafalgar, de Benito Pérez Galdós, La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, Moby Dick, de Herman Melville, Lord Jim, de Joseph Conrad, varios de los relatos más clásicos de Edgar Allan Poe, Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, La carta esférica, de Arturo Pérez-Reverte, y un largo etcétera. Además, falta la segunda parte.
Asimismo, podrán leer sobre las mujeres fatales del cine, la primera parte del artículo sobre la vieja trova cubana, una crónica sobre las antiguas cantinas de la ciudad de México, el extraño caso de los hermanos Langley, la herencia de Al-Andalus, el suicidio, entre muchos otros textos y secciones interesantes que le ilustrarán.
Algarabía 66 se encuentra a la venta en prácticamente cualquier sitio donde se pueden comprar revistas en México: en los revisteros de las cajas del supermercado, en la mesa de revistas más vendidas de la tienda de los tecolotes, en los anaqueles de las cadenas de cafeterías, en el puesto de periódicos callejero, en las tiendas de las salas de espera de los aeropuertos y hasta en Argentina, Chile, Perú, Costa Rica, República Dominicana, Venezuela, Ecuador, Panamá, Colombia y Estados Unidos.
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