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"De la manufactura a la ingeniería". Entrevista con el Director General del Clúster Automotriz de Querétaro



Reproduzco aquí la entrevista que hice al Director General del Clúster Automotriz de Querétaro, Daniel Hernández Camacho, para la revista Comercio Exterior del BANCOMEXT (Nueva época, Número 18, abril - junio de 2019, pp. 41-44.)


DE LA MANUFACTURA A LA INGENIERÍA. Entrevista con Daniel Hernández Camacho, director general del Clúster Automotriz de Querétaro

César Guerrero

Uno de los grandes retos industriales de México es transitar de la mera manufactura a la ingeniería y la generación de conocimiento. Hay conciencia de ello y ya se hacen esfuerzos importantes, aunque aún insuficientes, en esa dirección. Daniel Hernández Camacho vive de primera mano las tendencias del cambio tecnológico en la industria del automóvil desde la óptica de los proveedores de las armadoras. En esta entrevista analiza los efectos y las oportunidades de esta transformación.


¿Cuál es el peso relativo y cualitativo de Querétaro en la industria automotriz mexicana?

En el sector, la vocación de Querétaro es la producción de autopartes. Ocupamos el sexto lugar nacional, con casi siete por ciento de la producción. Tenemos identificadas en el estado más de 100 empresas, la gran mayoría de inversión extranjera directa, que producen sistemas de todos tipos, pero sobre todo para la apariencia interior del automóvil, el frenado y el sistema de dirección. Ésa es la vocación productiva más relevante de Querétaro, con la que contribuye a la producción nacional de autopartes.

¿De qué manera el Clúster Automotriz de Querétaro apoya el desarrollo de la industria estatal y nacional?

Un clúster busca generar sinergias y colaboración entre sus integrantes para el fortalecimiento y la competitividad del sector. En principio, a nivel privado, en la cadena de valor, pero también con gobiernos locales y con universidades, escuelas técnicas y centros de investigación. Buscamos áreas de trabajo que no puedan ser cubiertas fácilmente, para que las empresas identifiquen sus capacidades y alineen sus estrategias corporativas con el propósito de aprovechar oportunidades propias y del sector en su conjunto. Generamos conocimiento que las empresas más desarrolladas puedan compartir y las demás replicar.

Luego, definimos líneas de trabajo que son lleva- das a la práctica por las empresas que conforman el clúster. Tenemos proyectos de capital humano, desarrollo de proveedores, sistemas de mejora continua, certificación de calidad. Hay grupos específicos para el fortalecimiento de empresas Tier 2, el desarrollo tecnológico y la excelencia operativa. Si un área mejora, toda la estructura de operación de la empresa se beneficia. El objetivo es volver competitiva a la región, que es lo que al final mueve economías. Por eso es un modelo de escala estatal.

¿Cómo se vincula Querétaro con otros estados de la república en el ámbito de la producción automotriz?

En promedio, 80% de las autopartes que se producen en México son para exportación, y prácticamente 80% de esta fracción va a las armadoras que operan en Estados Unidos. De manera que únicamente entre 20 y 25 por ciento de la producción de autopartes tiene como destino las armadoras radicadas en México. Nuestro mercado no se limita a los 4 millones de autos que, en números redondos, se producen en el país, sino que abarca los 18 millones de autos que se hacen en Norteamérica. Realmente, México funciona como una plataforma de producción para el suministro de las plantas que están en Norteamérica, y la producción de autopartes en Querétaro corresponde a esa realidad.

¿Qué piensa del impacto que tendrán la masificación de los vehículos eléctricos y la autoconducción en la industria automotriz de México?

Todos los sectores de la economía estamos en una carrera permanente con la tecnología. En nuestra industria, esto es claro cuando hablamos de autos 100% eléctricos y 100% autónomos. Aunque los avances son muy rápidos y el cambio está mucho más cerca de lo que imaginamos, la industria automotriz enfrenta el reto de escalar su producción a un nivel en que los costos sean competitivos para que el mercado consuma los vehículos masivamente. Con este fin, la cadena de proveeduría debe desarrollarse tecnológicamente. Hay empresas en la región que trabajan fuerte en este sentido, como las que producen sistemas de frenado. El auto eléctrico no necesita un sistema de frenado, aunque debe tenerlo por motivos de regulación. Las empresas están analizando modelos de negocios y preparándose.

Mientras tanto, hay ventanas de oportunidad muy importantes en dos áreas: la eficiencia de los motores y la reducción de emisiones. Para quienes están produciendo motores híbridos o motores más eficientes con cilindrajes de menor capacidad, auxiliados por turbocargadores, hay un amplio mercado por al menos 15 o 20 años, mientras el auto eléctrico llega a todos los consumidores.

La constante es que las empresas deben evolucionar tecnológicamente para ser capaces de competir en un mercado cuyos patrones de consumo cambian muy rápido. El año pasado, 70% de los autos vendidos en Estados Unidos fueron pick-ups y SUV, cuando hace 10 años predominaba el automóvil. Se están sustituyendo muchos materiales, hay cambios en los procesos de manufactura y sistemas de seguridad distintos, equipos comunicación en el automóvil que conllevan retos de ciberseguridad. Todo esto tiene un impacto en México y obliga a las empresas a reconvertir por completo sus procesos de manufactura, sus modelos de negocios y sus formas de invertir. Es muy impresionante lo que está sucediendo en este punto intermedio.

¿Estas tendencias afectarán de manera distinta a las armadoras y los proveedores?

No, creo que la relación armadoras Tier 1 no cambia mucho. Desde hace tiempo las armadoras delegan más ingeniería y desarrollo de componentes en las productoras de autopartes, para así concentrarse más en su negocio, en la e ciencia del ensamblaje, en el diseño y en la ingeniería del motor. Si la armadora evoluciona a otro concepto de movilidad, a otro nicho de mercado, los proveedores también tienen que migrar, ser igualmente eficientes y hacer las inversiones necesarias para cumplir con lo que la armadora realiza.

En Querétaro hay empresas que lo han entendido muy bien, que están haciendo inversiones muy importantes, sobre todo porque gran parte de la base de proveeduría automotriz del estado son compañías de inversión extranjera con una visión corporativa sobre lo que está ocurriendo. Como clúster, con el Gobierno del Estado, estamos buscando sensibilizar a la base de proveeduría local sobre los cambios tecnológicos que ella también debe hacer.

A la luz de estas tendencias, ¿qué escenarios avizora para la entidad en la próxima década?

En general, creo que la industria automotriz y productora de autopartes en Querétaro tiene un muy buen escenario a 10 años porque está en ese punto inter- medio: convive muy bien con las tecnologías tradicionales y se está preparando para adoptar las nuevas tecnologías. No veo cambios mayúsculos sino una oportunidad de crecimiento, sobre todo en el marco de la renegociación del TLCAN. Será obligatorio tener más contenido regional, en términos de valor, lo que implica más oportunidades de negocios para las empresas productoras de autopartes en México.

En Querétaro, tenemos una mezcla muy interesante. Los elementos tradicionales, como el tren motriz, las transmisiones y las echas, propios de los motores de combustión interna, seguirán haciendo falta para la variante de motores híbridos. Además, la necesidad de refacciones para los autos disponibles en el parque vehicular se mantendrá por un buen tiempo, no sólo en México sino en todo el mundo —área de negocios en la que, dicho sea de paso, el margen de utilidad es mucho más atractivo que en la del equipo original.

Por otro lado, en años recientes han llegado al estado empresas de sistemas de seguridad, electrónica e infotainment (infoentretenimiento) que conforman un nicho atractivo. Están haciendo inversiones muy importantes en sus centros de ingeniería, porque observan que la industria transitará hacia allá. Los sistemas de seguridad del automóvil tienen una relevancia cada vez mayor porque las reglas a nivel mundial son más exigentes. En México, hace un par de años dimos paso finalmente a una Norma Oficial Mexicana fundamental en la materia. Todo esto pone a las empresas del nicho de seguridad automotriz en un área oportunidad estupenda.

 La innovación de procesos de manufactura predomina en el país y la de productos es más bien limitada. ¿Será esto suficiente para preservar la viabilidad y el crecimiento de la industria automotriz en México?

En Querétaro tenemos ya seis centros de ingeniería privados. Destaca el que creó Continental el año pasado, que en su punto máximo tendrá más de mil ingenieros diseñando sistemas de software para vehículos autónomos. Querétaro está en ese punto donde las empresas desarrollan la ingeniería de sus productos. Como sociedad, eso nos permite crecer hacia un mayor valor agregado.

¿Qué debe hacer el Gobierno para que haya más empresas mexicanas en la cadena de valor y que asciendan a niveles de mayor complejidad y valor agregado?

He de reconocer la visión y el liderazgo del Gobierno estatal, que ha adoptado una estrategia correcta de apoyo a proyectos mediante infraestructura para empresas de innovación y desarrollo, además de la capacidad instalada que tienen los centros de investigación e ingeniería privados y los centros de investigación del CONACYT. El año pasado se creó el Centro Regional de Productividad Industrial e Innovación 4.0, un instituto público que funciona con financiamiento federal y estatal y brinda servicios de prototipado y modelaje de componentes. Cuenta con gente capacitada que identifica lo que deben hacer las empresas a nivel de piso de producción para incorporar la Industria 4.0 a sus procesos.

También se inauguró el Consorcio de Manufactura Aditiva, otro espacio clave promovido por el Gobierno para facilitar la investigación, el desarrollo y el prototipado rápido de materiales. Es por este tipo de esfuerzos que en Querétaro las empresas están apostando a producir no sólo manufactura sino también otros bienes de mayor valor agregado.

¿Qué rol deberán jugar las empresas extranjeras asentadas en México en el fortalecimiento de la industria automotriz del país? ¿Cómo podrían contribuir las empresas mexicanas a este propósito?

Por una parte, hay que desarrollar la cadena de su- ministro. En Querétaro, la inversión extranjera es la que marca la pauta: de las 104 plantas productoras de autopartes, 100 son extranjeras. Es necesario que se comprometan con el fortalecimiento de la cadena de proveeduría local, abriendo oportunidades para que las empresas locales compitan y presenten propuestas. A veces llegan proyectos importantes pero el volumen de compra no necesariamente justifica la inversión que tiene que hacer una empresa Tier 2. La solución podría estar en agrupar empresas Tier 1 para que consoliden sus volúmenes de compras y complementen así las cadenas de valor.

Lo segundo tiene que ver con los procesos de transferencia tecnológica. ¿Qué tendrían que hacer los proveedores? Salir de la zona de confort, invertir lo necesario para ser competitivos. Hay empresas, sobre todo mexicanas, que limitan mucho su inversión en tecnología, tanto en maquinaria como en lo periférico del proceso, para fortalecerlo. Deben prepararse mejor, hacer los análisis financieros para poder invertir con miras a lo que viene. Éste es el binomio que tenemos que articular entre empresas extranjeras y mexicanas.

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