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México: hacia la parte alta de la cadena de valor. Entrevista a José Rogelio Garza Garza


Comparto el texto de la entrevista que le hice al Subsecretario de Comercio e Industria de la Secretaría de Economía, José Rogelio Garza Garza, para la revista Comercio Exterior del BANCOMEXT. Nueva época, Número 7, Julio - Septiembre 2016, pp. 24-27. 

La pujanza de la actividad manufacturera mexicana es innegable. Hay sectores en los que somos potencia. Lo que se busca ahora es desarrollarnos hacia manufacturas cada vez más especializadas y con mayor valor agregado. En esta entrevista, José Rogelio Garza Garza, subsecretario de Industria y Comercio de la Secretaría de Economía, explica dónde estamos dentro de este proceso, por dónde se avanza y qué debe hacerse para alcanzar la meta.


¿Qué papel desempeñan los emprendimientos industriales, los conglomerados (clusters), el desarrollo de proveeduría local y las cadenas mundiales de valor en la estrategia gubernamental de desarrollo industrial?
México es un país que, desde que entró al gatt, ha optado por un camino de apertura, por la búsqueda de nuevos mercados, por incorporarse a la competencia mundial. Tomando en cuenta eso, la política industrial tiene que modificarse para convertirnos en un país que invierta más en investigación y desarrollo, que transite hacia la parte alta de la cadena de valor.
Eso requiere traer proveedores y generar aquellos que puedan diseñar en México partes de un producto. Para eso hay que formar capital humano y brindar incentivos para desarrollar a los proveedores que nos ayuden a cubrir las brechas. Eso incentiva que las empresas sigan viniendo a México.

 En ese sentido, ¿qué destacaría de la evolución en el país de la industria automotriz y de su situación actual?
La automotriz es una industria que ha evolucionado de manera dramáticamente positiva. Fabricamos casi 3.5 millones de vehículos y exportamos 2.8. Queremos que en el 2020 podamos producir 5 millones y que de estos exportemos alrededor de 3.5 millones. ¿Por qué se ha desarrollado tan bien la industria automotriz en México? Por una política de apoyo que se basa en cuatro pilares fundamentales. Primero: un modelo de manufactura al que la red de tratados comerciales de México le es muy atractiva. Para una planta es muy importante el poder fabricar en México y tener abierto Europa, Estados Unidos y Sudamérica. Incluso, con el tpp, Asia.
Segundo: hemos invertido en capital humano. Tenemos los técnicos y los ingenieros que permiten que esas industrias se desarrollen de manera adecuada. Tercero: el desarrollo de proveedores. Hemos generado apoyos para que se instalen en México, que a la postre sirven a varias empresas. Al generar una red, ofrecemos una ventaja de competitividad muy fuerte. Cuarto: hemos apoyado la generación de clusters. Eso ha ayudado a las empresas a desarrollar sinergias positivas. Por ejemplo, el cluster Puebla, Hidalgo y Tlaxcala, donde están Volkswagen, Audi, etcétera.
Mucho del tema del cluster es el aspecto logístico. Si queremos exportar 3.5 millones de vehículos en 2020 tenemos que invertir en puertos. El otro aspecto es la red de tratados comerciales. Con base en estos pilares, la industria ha entrado como cuchillo en mantequilla, porque tiene toda la infraestructura y la visión para poder desarrollarse en México.

La política industrial tiene que modificarse para convertirnos en un país que invierta más en investigación y desarrollo, que transite hacia la parte alta de la cadena de valor

La aeroespacial es otra industria muy destacada. ¿Cuál es el panorama actual de esa actividad en el país y qué se espera de su futuro desarrollo?
El sector aeroespacial es más chico, por supuesto, pero ha crecido muy rápido. En él aplica el mismo principio que en la industria automotriz: mucha investigación y desarrollo, mucho capital humano certificado y calificado. Ahí está la universidad que logramos hacer en Querétaro, especializada en aeronáutica.
De igual modo, el tema logístico implica cómo ayudar a una industria en la que, por ejemplo, partes de un tren de aterrizaje se fabrican en Sonora o Chihuahua y luego se remanufacturan o se integran a otro proceso en Tijuana para su envío a Estados Unidos o Europa. Otra vez los mismos cuatro principios básicos, incluyendo la red de tratados comerciales que nos permite el acceso a otros mercados en el mundo.

¿Hay algún aspecto cualitativo que distinga al sector aeroespacial de la industria automotriz?
Sí, claro, ciertas normas de calidad o de comercialización. En algunos casos, las aeroespaciales son más estrictas. Sin embargo, la sinergia entre ambas industrias es muy alta. Cuando te especializas o tienes habilidades para una industria automotriz con ciertos estándares de calidad, muy seguramente podrás desarrollar una industria similar como la aeroespacial. O al revés. Y ahí empiezan a relacionarse las regiones y los clusters.

El México de los setenta u ochenta era de manufactura de mucho volumen y bajo valor

En la sinergia que existe entre la industria automotriz y la aeroespacial hay un componente común, que es el diseño. ¿Cómo se encuentra el diseño en México para esas dos industrias? ¿Cómo convergen?
Hacia allá queremos ir. El México de los setenta u ochenta era de manufactura de mucho volumen y bajo valor. Por ejemplo, una calculadora. Se hacen millones pero se gana un peso por cada una. En cambio, se hacen muy poquitos switches o routers electrónicos para intercomunicadores de telecomunicaciones, pero cada uno representa millones de dólares en ganancias. Es el tipo de manufactura al que queremos ir.
Para lograr eso hay que tener capacidad de diseño. Muchos de los procesos internos son muy caros y deberíamos hacerlos aquí. A eso le estamos apostando, a que vayamos a la parte de prototipos, de centros de simulación. Por ejemplo, en Jalisco hay varias empresas en cuyas plantas de investigación hay jóvenes diseñando autopartes para un nuevo vehículo. Hacia allá queremos ir y es en donde hemos estado invirtiendo mucho, incluso con los fondos federales de apoyo.

También tenemos experiencias exitosas de emprendimientos industriales en los sectores eléctrico y electrónico. ¿Qué se puede destacar de estos sectores?
Somos un país fuerte. Yo separaría la parte eléctrica y electrónica en tres grandes áreas: cómputo, audio y video, y enseres domésticos. En Juárez y Tijuana somos muy fuertes en fabricación de computadoras y servidores. En Monterrey, en enseres domésticos. También en Tijuana somos muy fuertes en audio y video. En la parte electrónica médica estamos creciendo mucho.
Justo hace unos instantes estaba con empresas que traen proyectos muy importantes de manufactura de un equipo de resonancia, del que haces 50 que valen 50 millones de dólares cada uno. Para poder hacer eso aquí tuvimos que invertir en capital humano, que entienda y que sepa lo que está haciendo. Entonces, la industria electrónica también va muy bien, apuntando a la parte alta de la cadena de valor agregado.

¿Hay algún otro sector que nos falte para completar ese mapa de emprendimientos industriales en México?
Hay dos: el de los dispositivos médicos es un tema importante que vamos a ver muy fuerte en México en los próximos años. Es de los secretos mejor guardados: fabricamos muchas cosas y no se difunde tanto. El otro en el que yo veo agrupamientos relacionados tanto en la electrónica como con las tecnologías de la información es el de la industria energética. Creo que esos dos sectores van a dar mucho para adelante en México.

En México tuvimos que modificar algunas partes del marco legislativo para que los investigadores puedan acceder a las patentes

Cuando hablamos de sectores pujantes en el país tendemos a hablar de ciertas zonas geográficas. ¿Cómo podemos replicar estas experiencias de éxito en zonas que han estado rezagadas?
Veo dos caminos. Modelar un cluster, es decir, hacer una política que ayude a que en otra región se haga. Cuando se instala una empresa ancla, empezamos a brindar los incentivos para que se instalen los proveedores. Es lo que hicimos en Guanajuato. El otro es la iniciativa que lanza el presidente, de las zonas económicas especiales, donde requerimos dar un tipo de incentivo para poder llevar empresas ancla. Ahí, por el tipo de región, por la conectividad, necesitamos generar un impulso adicional, que es lo que son las zonas económicas especiales. Una es, digamos, natural, y la otra requiere un impulso por parte del Gobierno.

¿Cómo se da en México la articulación de empresas, academia y Gobierno, y cómo debería darse?
La vinculación academia-industria es algo que venimos impulsando muy fuerte en este sexenio, pero nos falta mucho impacto, hay que reconocerlo. En las universidades de Estados Unidos se generan innovación y patentes. En México tuvimos que modificar algunas partes del marco legislativo para que los investigadores puedan pedir patentes, sobre todo los de las universidades públicas, a quienes se consideraba servidores públicos y por lo tanto no podían solicitarlas. Estamos haciendo muchas reuniones entre industria y academia, propiciando que se conozcan, pero tenemos que trabajar mucho más.
En particular, ¿cómo valora el sistema de universidades tecnológicas y politécnicas?
Es un esquema que ha funcionado muy bien, como en la industria automotriz y la aeronáutica. A veces se piensa que todos los que tienen que estar ahí deben ser ingenieros, pero hay muchos técnicos especializados que inclusive tienen labores mejor pagadas que algún ingeniero. Si nos vamos a un esquema como Alemania, allá un técnico que se ocupa de una máquina importante, de un robot, es como si fuera un ingeniero.

Justamente con Alemania se está fortaleciendo el modelo de formación dual, ¿es correcto?
Que tiene mucho que ver con esto. Es importante que no todo mundo sea ingeniero, ni doctor, ni maestro. Necesitamos de todo.

Ricardo Hausmann propone escalar en la cadena de valor a partir de conocimientos productivos existentes. ¿La Secretaría de Economía comparte esa visión?
Sí. De hecho, hay una instancia de Gobierno que es el Consejo Nacional de Productividad, en el que Hausmann nos ayudó con un proyecto. Precisamente con el estudio que hace Hausmann que, en muy resumidas cuentas, dice que si hay un cluster automotriz, muy seguramente puede desarrollar industria aeronáutica, porque cuenta con el tipo de proveedor que puede escalar rápidamente, que tiene ese capital humano. Si en ese cluster quieres ir a hacer agricultura va a ser muy difícil. Tenemos el mapeo por región sobre qué industrias pueden ser benéficas en qué tipo de sector y nos estamos basando en ese modelo, precisamente.

¿Cómo visualiza el avance industrial del país, en el mediano y largo plazos?
Veo el avance del país yendo a la manufactura de alto valor, a una manufactura de conocimiento, de liga entre la industria y la academia, de mucha investigación, de mucho contenido nacional. Creo que hacia allá va la industria.

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