¿Por qué nos cautiva tanto mirar este puente colgante? ¿Qué lo hace tan sobresaliente respecto de sus semejantes? ¿El color rojo con el que fue pintado? ¿El entorno que lo rodea? ¿Las películas que lo han inmortalizado, como lo hizo Hitchcock en Vértigo? ¿Su proeza tecnológica? ¿La nostalgia que sentimos al mirar sus detalles Art Decó? O más bien, la hermosa simetría de sus dos columnas, la forma en que yace como un majestuoso dragón dormido entre la niebla?
Acabo de terminar el segundo de cuatro ensayos para mi libro "El erotismo en la poesía mexicana". Se trata de "La maliciosa ternura del deseo. El erotismo en la poesía de Jaime Sabines". Ya se puede leer en mi sitio web: www.geocities.com/cesarguerrero.geo/PaginaPersonal.htm Ahí hay que ir a la sección de Ensayo y buscarlo bajo el título del libro en cuestión. No se anuncia ahí pero el siguiente será "La seducción de la forma. El erotismo en la poesía de Octavio Paz". Si todo sale bien tal vez para finales de octubre esté listo. El cuarto y último ensayo será sobre José Juan Tablada. Aún no sé cómo se llamará exactamente, no he conseguido definir la identidad del erotismo de Tablada. Mientras tanto la lectura de la obra completa de Sabines desde el punto de vista erótico arrojó paulatinamente resultados que no me esperaba. Su honestidad es desconcertante. En sus poemas admite sus múltiples infidelidades, su falta de fe en la trascendencia del amor, su sole...
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