- Historia de dos ciudades, Charles Dickens.
- Un pequeño empujón, Cass Sunstein y Richard Thaler.
- Instrucciones para buscar en la niebla, Mónica Suárez.
- Robinson Crusoe, Daniel Defoe.
- Aprende a promocionar tu trabajo, Austin Kleon.
- El mundo de ayer, Stefan Zweig.
- Un poema sobre la tierra, Javier Mardel.
- Tercera Tenochtitlan, Eduardo Lizalde.
- El nombre de la rosa, Umberto Eco.
La muerte de Rita Guerrero, ayer, 11 de marzo de 2011, me trae a la mente muchos momentos de mi historia personal. Mis intentos por escribir poesía estaban íntimamente vinculados a lo que la música, las letras, las presentaciones en vivo de Santa Sabina, me inspiraban. Fueron la compañía más inmediata y constante de mi adolescencia y de mis años universitarios. Representaban una parte significativa del ambiente del cual uno se nutre para definirse a sí mismo. Eran un ejemplo directo a seguir cuando yo mismo quise ser músico, cuando mis amigos y yo (Alejandro Alva, Ernesto Herman, Carlos Galván) compusimos nuestra propia música y montamos nuestra primera y única presentación en vivo como el grupo Sendas Olvidadas. Escuché por primera vez a Santa Sabina en la radio, en Rock 101. Canciones de su primer disco homónimo (1992) y poco después, de Símbolos (1994) que produjo Adrian Belew (King Crimson). La mítica estación de rock obsequió boletos para un concierto de promoción del nuevo dis...
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