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"Retomar el crecimiento: acciones de la banca de desarrollo". entrevista con Rebeca Pizano Navarro, directora general adjunta de Banca de Empresas de Bancomext

Comparto aquí la entrevista que le hice a Rebeca Pizano Navarro, directora general adjunta de Banca de Empresas de Bancomext, publicada en la revista Comercio Exterior (Nueva época, Número 25, enero - marzo de 2021, pp. 45 - 48).


RETOMAR EL CRECIMIENTO: ACCIONES DE LA BANCA DE DESARROLLO

Por César Guerrero Arellano

Bancomext cuenta con instrumentos y personal especializados para acompañar a las empresas mexicanas a la conquista de los mercados internacionales. Rebeca Pizano, su directora general adjunta de Banca de Empresas, nos ofrece una panorámica de la actualidad institucional y de los sectores atendidos, así como un recuento de las acciones emprendidas para hacer frente a la compleja coyuntura económica del país.


¿Qué diferencias encuentra entre la crisis actual y otras fases recesivas de la historia reciente del país? ¿Qué destacaría de la respuesta ofrecida por la banca de desarrollo en estos episodios?

Una de las razones de ser de la banca de desarrollo, en este caso Bancomext, es la función anticíclica que realiza en épocas de crisis. Nuestro mecanismo de acción inmediata es básicamente el mismo y solo varía en su escala en función de la profundidad de las perturbaciones. Durante la crisis de 2008, que afectó a un grupo de empresas grandes ligadas a derivados y en algunos casos a las cadenas de valor, trabajamos muy de cerca con el sector afectado y con la banca comercial para ofrecer una respuesta oportuna. En la crisis sanitaria de 2009, causada por el virus A-H1N1, la afectación mayor se concentró en un grupo reducido de empresas y actividades que recibió el correspondiente soporte institucional. Con la covid-19, la historia es distinta, la actividad económica y comercial se ha reducido sustancialmente durante varias semanas y ha afectado la operación habitual de la mayoría de los sectores, incluso de aquellos que se caracterizan por su probada resiliencia como los micronegocios y el sector informal.


¿Qué medidas tomó Bancomext para hacer frente a esta compleja coyuntura del país?

Destacaría dos. En primer término, se actuó con mucha oportunidad para proteger el balance institucional y mantener una estructura financiera sana. Con ese propósito se reestructuraron los créditos atendiendo la situación particular de las empresas. Lo más importante fue recalendarizar los vencimientos más inmediatos, con ajustes que en algunos casos se extendieron hasta los 12 meses. En un segundo momento, el banco se preocupó por que las empresas tuvieran capital de trabajo para sortear la primera etapa de la pandemia: la caída en ventas, el pago de pasivos y de proveedores, mantener la planta productiva y, en particular, su plantilla laboral. Cabe destacar que la afectación no fue homogénea; incluso en actividades muy sensibles como el turismo, proyectos importantes se mantienen en curso. En paralelo, y con mucho tiento, el banco ha seguido adelante con nuevos proyectos de inversión en algunos sectores estratégicos para el desarrollo del país.


¿Cuál es la evolución de los principales sectores apoyados por Bancomext y qué medidas se han tomado para apoyarlos?

La actividad turística fue una de las primeras en acusar los efectos negativos del confinamiento impuesto por las autoridades sanitarias de la mayoría de los países. Casi todos los hoteles cerraron sus operaciones de inmediato. Se trata de un sector de probada capacidad de adaptación que está enfrentando momentos difíciles, pero ahora enfrenta algunas dificultades adicionales para retomar el paso. Aún con los protocolos internacionales establecidos para prevenir los contagios, los turistas internacionales se resisten a viajar. Los recientes rebrotes de la pandemia, especialmente en Europa de donde proviene una importante cantidad de turistas a destinos nacionales como la Riviera Maya, seguramente retrasarán el retorno a la normalidad. Creemos, entonces, que hasta 2024 los niveles de ingresos del sector regresarán a niveles similares a los de 2019. A pesar de estas dificultades, hemos visto una recuperación paulatina. Cerca de doce proyectos de inversión a nivel nacional continuaron su desarrollo y existe apetito de inversiones nuevas, lo que nos da una perspectiva positiva. En diciembre de 2020 algunos hoteles registraron buenos niveles de ocupación. Sin embargo, los cambios actuales en las alertas de viaje están afectando nuevamente las llegadas de visitantes internacionales.

En apoyo de este sector y junto con la Secretaría de Turismo, Bancomext aportó su garantía de riesgo a créditos otorgados por la banca comercial de manera emergente. Como el impacto de la crisis se extiende, también hemos procurado apoyar a las cadenas de proveeduría de los pequeños hoteles. Una apuesta es reactivar el turismo nacional, con los más estrictos protocolos sanitarios, ya que el turismo doméstico presenta mejores expectativas de recuperación para el país a corto plazo.

En el caso de la industria aeroespacial la suspensión de actividades afortunadamente duró muy poco tiempo y creemos que se recuperará antes que el turismo. Lo mismo ocurre en la industria de autopartes, se ven signos alentadores pues muchos de sus componentes forman parte de proyectos de maduración de cinco o seis años. Dos de nuestros proyectos de inversión para componentes de turbina, con socios tecnológicos extranjeros, siguen su curso.

En la aviación el impacto fue muy fuerte. A nivel mundial y durante el segundo trimestre de 2019, las aerolíneas operaron en un rango de entre el 7 y el 15 por ciento de su capacidad instalada. El banco, que ha financiado anticipos para la compra de aviones, acompañó a sus clientes en las renegociaciones con los fabricantes. Pero incluso en estos sectores, siempre hay segmentos que se ven favorecidos con las crisis. Las conductas del mercado cambiaron, el sector empresarial hace menos visitas de supervisión y la forma de comercializar sus productos también se modificó. Los pasajeros optan por destinos domésticos y regionales, con lo que algunos hoteles y aerolíneas, como las de bajo costo o con rutas locales, verán favorecidos sus ingresos.


¿Qué actividades productivas se han adaptado mejor a las actuales circunstancias y qué tipo de apoyos pueden recibir del Bancomext?

La firma del T-MEC reforzó el entorno de estabilidad que caracteriza al intercambio comercial en América del Norte. En el sector agroalimentario, aunque no se observa un crecimiento generalizado de la demanda, destacaría que las empresas requirieron capital de trabajo y factoraje para apalancar su crecimiento en lugar de recalendarizar sus créditos. Asimismo, hemos promovido entre nuestros clientes el uso preferencial de insumos locales con la mira puesta en el fortalecimiento de las cadenas nacionales de valor. Con este mismo propósito, buscamos incorporar a un mayor número de fabricantes nacionales a la cadena de exportación. Esta Administración comprende que la dinámica que brindan los mercados internacionales no debe restringirse a un grupo pequeño de grandes exportadoras, que son valiosísimas; sin embargo es indispensable involucrar cada vez a un mayor número de empresas pequeñas y medianas.


¿Cómo puede contribuir la banca de desarrollo a masificar el salto digital de las empresas y a la reestructuración virtuosa de las cadenas de valor?

La pandemia evidenció los riesgos de operar cadenas de valor en emplazamientos muy distantes. El nearshoring nos da una enorme oportunidad como país y esta crisis mundial nos ubica en la cresta de la ola. La visión de un desarrollo regional con base en la cercanía de las economías revaloriza el hecho de compartir fronteras. En la competencia de Estados Unidos con China el T-MEC se vuelve fundamental; solo que, a diferencia del pasado, ahora tiene una visión de eficiencia y digitalización de la industria. Las oportunidades regresan, pero hay que hacer las cosas de manera distinta. Estamos comprometidos con el desarrollo digital de las empresas y con invertir en nuevas formas de producción. Es difícil hacer ambas cosas al mismo tiempo en una pandemia como la actual, pero debemos apostar a la construcción de capacidades productivas más dinámicas y a la formación de personal especializado; aspecto, este último, que el banco tiene pendiente. Desde un punto de vista financiero, es muy fácil financiar el equipamiento de las empresas, pero los saltos digitales son intangibles y, por lo tanto, representan un gran reto.


¿Cuál es la estrategia crediticia de Bancomext para acompañar a las empresas mexicanas en la incorporación de mayor contenido nacional a las exportaciones de manufacturas?

Las exportaciones de México han crecido, no así su contenido nacional. Somos el primer exportador de pantallas del mundo, pero con un valor agregado internamente de menos del 3%. Sin embargo, debemos considerar que las empresas mexicanas han logrado posicionarse en los mercados internacionales y han resuelto la parte más complicada de la ecuación empresarial, que son las ventas. Así que, habiendo conseguido lo más difícil que son las ventas, deberíamos enfocarnos ahora en la incorporación de mayor contenido nacional. Una tarea que requiere la participación decidida de las grandes empresas establecidas en el país.

Bancomext ha hecho una labor entre sus grandes clientes para que se comprometan más con México. Creo que lo estamos logrando, tanto con proveedores que ya existen, como con los que quieren serlo. Hemos identificado pequeñas empresas de moldes y troqueles que, con base en su balance no serían sujetos de crédito, pero que cuentan con el respaldo de contratos de proveeduría para obtener financiamiento. Podemos destacar dos de nuestros proyectos en Sonora que están produciendo siete componentes para una turbina LEAP y otros para una turbina del sector de energía. Son joint ventures con empresas alemanas e inglesas, son una apuesta en la que los compradores están dispuestos a esperar el tiempo que requieren los procesos de certificación para poder comprarles. Obviamente hay un riesgo, pero para eso está la banca de desarrollo. Creo que es un cambio muy importante para fortalecer al mercado interno.


¿Cómo apoya Bancomext la internacionalización de las empresas? ¿Cómo podría contribuir más a la diversificación de los mercados de exportaciones del país?

Internacionalizar empresas es una de las tareas más importantes que ha tenido Bancomext. Una buena parte de nuestros recursos, cerca de 35 mil millones de pesos, están comprometidos en esta labor. Hemos apoyado la incursión de cerca de cuarenta empresas a más de 50 países. Pero en ese proceso hay aspectos fundamentales. Nuestra función es que el modelo de negocio tenga el mejor retorno posible para México.

Las pymes representan el 30% de la cartera del Bancomext, y de igual manera son fundamentales para el desarrollo del sector exportador. Aun cuando el banco se caracteriza por apoyar proyectos de inversión de largo plazo hechos a la medida y con programas específicos, hay un universo de empresas en la economía mexicana que no tienen las dimensiones como para que la banca corporativa atienda, pero que superan el tamaño y las necesidades convencionales de las pequeñas empresas. Para ellas estructuramos un producto llamado “Impulso pyme cincuenta”, dirigido a empresas que necesitan entre 30 y 50 millones de pesos y que el banco atenderá en el primer piso. Se trata de proveedores actuales o potenciales de sectores estratégicos, pero que necesitan capital de de trabajo para mantener su operación. Tenemos un portal para que estas empresas identifiquen oportunidades y aprendan a exportar, también podemos ayudarlas a dotarse de un gobierno corporativo. Es un segmento intermedio entre banca pyme y banca empresarial donde se requiere algo más que un crédito.


¿Cómo puede contribuir Bancomext a un desarrollo regional equilibrado? ¿Qué acciones realiza o prevé para que el sur-sureste del país se sume a los mercados foráneos?

Por su alto impacto en el sector de exportación, Bancomext se ha consolidado como el banco de desarrollo más importante de América Latina. Además del enfoque sectorial del banco, con el que se brinda atención prioritaria a actividades asociadas al T-MEC, hay uno regional. Hay muchos Méxicos, por lo que buscamos identificar vocaciones regionales y un financiamiento que se adecúe a las necesidades específicas de cada localidad. Esto incluye las estrategias del gobierno federal para desarrollar el sur y la frontera norte: los proyectos prioritarios como el Tren maya, el corredor interoceánico y la refinería de Dos Bocas. Más allá de la infraestructura, permitirán integrar a esta región al dinamismo y al crecimiento del país. En torno al corredor interoceánico, se instalarán parques industriales y un gasoducto. A partir de la conexión de los puertos de Oaxaca y Veracruz se busca capitalizar esta ventaja geográfica para incorporar a las empresas de la región a la dinámica del mercado mundial. Alrededor del Tren maya surgirán centros de logística entre Yucatán, Chetumal y Cancún, que pueden cambiar el perfil económico de la zona.


¿Hacia dónde debería transitar la banca de desarrollo del país para contribuir de manera más eficaz al crecimiento armónico e incluyente de México?

La banca de desarrollo debe enfocar su esfuerzo en apoyos para la industria, particularmente la nacional, cubriendo el espacio que la banca privada no atiende. En el caso de Bancomext, integrando cadenas de valor y promoviendo el crecimiento regional y sectorial. Retomaría tres aspectos básicos. Primero, cuidar el balance y mantener una operación sustentable; salvo el capital que el gobierno aportó inicialmente para su constitución, somos un banco autosustentable y autofinanciable. El segundo, que nuestra función es complementar al sector privado, no sustituirlo. La participación de la banca comercial ayuda a que Bancomext cumpla su misión. Es muy importante que los intermediarios privados adopten un enfoque de crédito de largo plazo, que no esperen a que los proyectos estén estabilizados para comenzar a financiarlos, sino que participen desde su gestación. El tercero es dar preferencia a sectores y regiones desatendidos por los canales tradicionales, lo que implica generar más intermediarios financieros no bancarios locales. Para mí, esos son los puntos más relevantes de la estrategia a seguir. /


Rebeca Pizano Navarro


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