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"El próximo TLCUEM: nuevas oportunidades con un acuerdo pleno". Entrevista con César Guerra Guerrero.




La revista Comercio Exterior del Banco de Comercio Exterior (BANCOMEXT) me encomendó entrevistar al Jefe del equipo negociador de México con la Unión Europea, el Ministro César Guerra Guerrero, sobre la fase final de los trabajos de modernización del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM). Ya está publicada (Nueva época, Número 14, abril – junio de 2018, pp. 23 – 28), se encuentra disponible en tiendas y con mucho gusto la comparto en este espacio. 



EL PRÓXIMO TLCUEM: NUEVAS OPORTUNIDADES CON UN ACUERDO PLENO
ENTREVISTA CON CÉSAR GUERRA GUERRERO

César Guerrero

La actualización y ampliación del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea avanza al margen de los grandes titulares. Su texto original se firmó en 1997 y entró en vigor tres años más tarde. Modesto en más de un sentido, brindó resultados mayores de lo que se esperaba. La negociación en curso surge de la necesidad de ponerse al día junto con la oportunidad de entrar de lleno en una relación comercial plena y, en algunos aspectos, de vanguardia. El jefe del equipo negociador de México, el ministro César Guerra Guerrero, lo explica en esta entrevista.

Pronto se cumplirán 18 años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM), considerado en su momento un acuerdo de avanzada. ¿Qué balance se puede hacer de sus resultados?

Fue el primero que la Unión Europea negoció con un país de América aunque, a diferencia del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), es muy limitado. No tiene capítulos sino artículos que refieren a disciplinas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Solo incluyó la eliminación de los aranceles industriales y de algunos productos más. Se dieron concesiones parciales en ciertos productos sensibles, pero el resto fue totalmente excluido. Pese a esas diferencias cualitativas, el comercio de México con la Unión Europea ha crecido casi a la par del que tenemos con Estados Unidos y Canadá. Un indicador parcial para comparar los desempeños de los distintos TLC suscritos por México es la tasa de crecimiento compuesta anual (TCCA), que se obtiene al contrastar el valor del comercio total del año previo a la entrada en vigor del TLC en cuestión y el dato más reciente. Así, la TCCA del TLCAN es 7.7% (de 91 mil 100 millones de dólares en 1993 a 543 mil 500 millones de dólares en 2017), mientras que la del comercio bilateral entre México y la Unión Europea es 7.8% (de 18 mil 700 millones de dólares en 1999 a 72 mil 200 millones de dólares en 2017). Asimismo, el TLCUEM tuvo efectos positivos colaterales no previstos. La ampliación de la Unión Europea a Europa del Este abrió nuevos mercados no tradicionales a las exportaciones mexicanas. Tras la incorporación de esa zona a la Unión Europea, de 2004 a 2017, las exportaciones de México se han incrementado 93.8 veces a Bulgaria, 77.8 a Estonia, 31.1 a Letonia, 30.5 a Chequia, 27.3 a Lituania, 19.3 a Polonia y 9.9 a Eslovaquia.

¿Cumplió el TLCUEM sus expectativas iniciales en materia de comercio e inversión?

La Unión Europea se ha consolidado como el segundo mercado de exportación de México después de Estados Unidos, con una participación de 5.67% en 2017, superando a Canadá (2.78%) y a China (1.64%). Las exportaciones mexicanas a la Unión Europea en 2017 alcanzaron una cifra histórica: 23 mil 200 millones de dólares, lo que implica 323% o 4.2 veces más respecto de los 5 mil 500 millones de dólares de 1999. Las importaciones crecieron 270.5% o 3.7 veces. En 2017 su valor fue 49 mil millones de dólares, frente a los 13 mil millones de dólares de 1999, con lo que la Unión Europea fue el tercer proveedor de México, con una participación de 11.67%, detrás de China (17.6%) y Estados Unidos (46.3%). En conjunto, el comercio con la Unión Europea se ha incrementado 285.9% o 3.9 veces, pasando de 18 mil 700 millones de dólares en 1999 a 72 mil 200 millones de dólares en 2017, año en el que la Unión Europea se ubicó como el tercer socio comercial de México. Por lo que respecta a la inversión extranjera directa (IED), entre 1999 y 2017 la Unión Europea ha sido la segunda fuente de flujos de inversión del país, con 152 mil 900 millones de dólares acumulados, 30.4% del total, solo por debajo de Estados Unidos: 245 mil 600 millones de dólares (48.9%). Asimismo, la Unión Europea ha superado a Estados Unidos como el primer socio inversor de México en 2004, 2010, 2013 y 2014.

¿Cómo pueden compararse los resultados del TLCUEM respecto a los de otros tratados comerciales suscritos por México?

En términos de diversificación de exportaciones, en 2017 el valor de lo exportado a la Unión Europea tuvo un incremento anual de 19.9%, tasa superior a la registrada con otros socios comerciales preferenciales, como los del TLCAN (8.1%), la Alianza del Pacífico (4.2%), el TLC Centroamérica (4.4%), la Asociación Europea de Libre Comercio (4.5%), Panamá (1.9%), Japón (7.3%) e Israel (16.2%).

¿Qué motiva entonces a las partes a renovar el TLCUEM?

Siendo México un socio comercial estratégico de la Unión Europea, no podíamos darnos el lujo de quedarnos con un acuerdo antiguo. Además, otros países negociaron recientemente mejores condiciones con la Unión Europea, por lo que acordamos modernizarlo en 2013 con miras a generar nuevas oportunidades de exportación en ambos lados, principalmente para productos agrícolas que quedaron pendientes en la negociación anterior. La estrategia es que el nuevo TLCUEM refleje lo mejor que podamos obtener de la Unión Europea, siguiendo las condiciones arancelarias preferenciales que ya tenemos con países o bloques de América Latina o de Asia. Por su parte, la Unión Europea está más preparada para negociar productos que en su momento se excluyeron, pues ahora cuenta con acuerdos más completos con países andinos o de Centroamérica. En temas que son parte del acuerdo actual, como compras de Gobierno o reglas de origen, se busca actualizarlos conforme a las circunstancias actuales. El rubro de medidas sanitarias tenía un artículo con referencias muy escuetas a los acuerdos de la OMC y ahora tendremos un capítulo que va más allá de los acuerdos de ese organismo multilateral en materia sanitaria y fitosanitaria. También habrá capítulos nuevos, para aquello en lo que ni siquiera existían referencias en el acuerdo original, como comercio electrónico, buenas prácticas regulatorias, empresas del Estado, comercio y desarrollo sustentable, y capitalización comercial.

¿Qué importancia tiene la renovación del TLCUEM en la actual estrategia comercial del país y en el caso específico de la diversificación de mercados?

La modernización del TLCUEM es parte de la estrategia para estrechar y profundizar las relaciones con otros socios comerciales importantes fuera de la esfera del TLCAN. En 2017 se alcanzaron máximos absolutos históricos de exportaciones con Alemania, Bélgica, Irlanda, Chequia, Austria, Bulgaria, Eslovaquia y Eslovenia. Sin perder de vista que la incorporación de algunos de estos países se dio apenas hace poco más de 10 años, cada vez hay más inversión mexicana en ellos: Pemex tiene una planta en Letonia y hay industria de autopartes mexicana en la República Checa.

¿Cuáles son las principales modificaciones que se perfilan en los 11 capítulos que contiene el texto original del TLCUEM?

Habrá nuevas oportunidades en servicios pues se incorporarán los avances alcanzados por ambas partes en sus acuerdos con otros países y regiones. TISA, el acuerdo plurilateral sobre servicios que se estaba negociando en Ginebra en el marco de la OMC, es la base, pero lo más reciente y ambicioso que México ha negociado es lo que está en el TPP. Asimismo, lo que la Unión Europea acordó recientemente con Japón y con Canadá es un poco más ambicioso de lo que se estaba haciendo en el marco de TISA. Comprende la actualización de servicios financieros, comercio digital, telecomunicaciones, entrada temporal, servicios de entrega y el reconocimiento mutuo de cualificaciones para la prestación de servicios profesionales. Además de estos servicios, podrían generarse nuevas oportunidades de comercio en aquellos productos industriales donde una regla de origen actualizada permitiría que algunos sectores exporten a Europa más fácilmente. En compras de Gobierno se está negociando un capítulo para tener transparencia en el acceso a los mercados y que los exportadores mexicanos y europeos puedan participar en los mercados del otro.

¿Cuáles son los capítulos más relevantes que se están incorporando al TLCUEM y cuál es su trascendencia?

Dado que el TLCUEM no tenía inversión, las relaciones con Europa se han hecho a través de acuerdos bilaterales de inversión, los famosos APRI. Tenemos 16 con los 28 países miembros de la Unión Europea. Se prevé un capítulo de inversión con reglas homogéneas para los 28 Estados miembros, que sustituirá los 16 APRI. Quizá sean 27 para cuando el Brexit entre en vigor, pero así como ha sido constante el flujo de inversión extranjera directa en México con estas reglas muy básicas, esperamos que un capítulo de inversión fortalezca la certidumbre y el ánimo de los europeos.

¿Qué beneficios pueden esperar las pymes del capítulo que se está incorporando sobre ellas en el TLCUEM?

Hay disposiciones reglamentarias, como las de transparencia o las de no discriminación en los capítulos de obstáculos en la industria del comercio, y oportunidades sobre reglas de origen y sobre concesiones arancelarias, que aplican al país en general y que son válidas para todos los operadores, sean grandes o pequeños. Sin embargo, la práctica reciente de México es que haya un capítulo especial sobre pymes. También para la Unión Europea es un tema muy sensible. Entre México y la Unión Europea hay un largo historial de colaboración desde el 2004. El capítulo “Cooperación en pymes” fue uno de los primeros que se concluyó. Su núcleo radica en el desarrollo y mantenimiento de un sitio en internet con la información de este tratado que sea relevante para las pymes: disposiciones en materia arancelaria y no arancelaria, normas técnicas, medidas sanitarias y fitosanitarias, cualquier información pertinente que pueda facilitar su operación en el comercio exterior. El interés compartido por México y la Unión Europea es que los tratados comerciales sean benéficos para las partes, pero sobre todo para las pymes.

¿Qué se espera en materia de comercio y desarrollo sustentable?

La primera vez que México entró a una negociación donde habría un capítulo de desarrollo sustentable que incorporara disciplinas para el tema laboral y ambiental fue con el TPP. Es un tema muy importante, porque tiene mucha resonancia con la sociedad civil de la Unión Europea. Además de qué tanto se va a vender o la regla de origen, a la Unión Europea le interesa asegurar que negocia con quien comparte la misma agenda y las mismas políticas laborales y ambientales. Este capítulo, que concluimos hace algunos meses, contiene compromisos generales y un marco para la cooperación bilateral. Incluye disposiciones sobre la transparencia, el uso sostenible de la diversidad biológica, pesquerías y acuacultura, el combate al cambio climático y un anuncio sobre el Acuerdo de París para el cambio climático, ya que la Unión Europea dijo que no negociaría con un país que no aceptara dicho pacto. También tiene que ver con el manejo sostenible de las cadenas de suministro e incluye un mecanismo ad hoc de solución de controversias, así como una cláusula evolutiva que ayuda a ambas partes a incorporar temas prioritarios de la sociedad civil de manera más rápida, si así lo acuerdan.

¿Cuáles son los puntos más destacados de los capítulos que ya se han cerrado hasta el momento?

Uno muy importante es el capítulo anticorrupción. Se negoció por primera vez en el TPP y se acaba de cerrar en la modernización del TLCAN. Reconoce compromisos internacionales anticorrupción de los marcos de Naciones Unidas, la OCDE y el G20. Hay disposiciones en materia de lavado de dinero que no necesariamente están en otros capítulos pero que, al ser importantes para la Unión Europea, consideramos pertinente incluir. Se cerró el de subsidios, que se refiere a transparencia. Los subsidios a las exportaciones están prohibidos, pero los países mantienen sus derechos adquiridos para dar subsidios internos, siempre y cuando no busquen dañar las industrias de otro. Si se dañan, hay un proceso de consulta para minimizar estas medidas. Se centra principalmente en subsidios en servicios, que es un tema no regulado en la OMC, por lo que estamos pisando terreno nuevo con la Unión Europea. El capítulo de las empresas comerciales del Estado está cerrado y es muy similar al que tenemos en el TLCAN. Hay excepciones para que algunas empresas del Estado continúen con sus prácticas, del sector energético en el caso de México y de cuestiones culturales en el de la Unión Europea. Otro capítulo concluido es el de competencia, uno de los emblemáticos, porque había un artículo muy básico en el acuerdo original. Con la experiencia que ambos lados tenemos en materia de competencia, ahora se reforzaría la cooperación para evitar que las prácticas monopólicas afecten el comercio. También está concluido el de obstáculos técnicos al comercio. Tiene elementos de transparencia, solución de preocupaciones comerciales específicas, cooperación regulatoria, reconocimiento de resultados en evaluación de la conformidad, así como un comité que le va a dar seguimiento. Se concluyeron cuestiones muy particulares para vehículos, productos farmacéuticos, vinos y bebidas espirituosas.

La denominación de origen es uno de los temas que están pendientes. ¿Qué nos puede comentar el respecto?

Es un tema más amplio porque tiene que ver con propiedad intelectual. Ahí hay muchos productos que se están discutiendo: quesos, algunas cervezas y algunos embutidos, por indicaciones geográficas. También hay otros temas dentro de la propiedad intelectual que siguen pendientes, como el de patentes. La Unión Europea busca protección para alrededor de 350 productos, y qué tipo de protección se le va a dar a cada uno es objeto de discusión y negociación, pero se están trabajando soluciones.

¿Qué horizonte se avizora tras la conclusión de la novena ronda de negociaciones? ¿Cuál es su balance del proceso de negociación en marcha?

Estamos en la parte final de la negociación. Hay muchos capítulos ya cerrados, poco más de diez. En alrededor de cinco estamos muy cerca de concluir, como los de medidas sanitarias y fitosanitarias, remedios comerciales, buenas prácticas regulatorias, en donde falta algún corchete, alguna oración de aclarar, alguna nota al pie que no ha terminado de cuadrar.

Otros requieren más trabajo, como puede ser los de propiedad intelectual, acceso a mercados, reglas de origen, compras de Gobierno. Ya solo quedan los temas más complicados y, en la ronda que tuvimos la semana pasada en México [la entrevista se realizó el pasado 2 de marzo], decidimos hacer una pausa para recapitular y concretar los avances. Nos dimos tiempo para seguir los intercambios técnicos a larga distancia y para buscar el mejor momento de reunirnos de nuevo en los temas en donde no pudimos avanzar. Estamos buscando fechas para continuar las discusiones.

¿Qué podemos esperar de la evolución de los flujos comerciales y de inversión entre México y la Unión Europea una vez que entre en operación el nuevo TLCUEM?

La cercanía geográfica y el tamaño del mercado que representa Estados Unidos son muy importantes: 80% de nuestras exportaciones va a ese país. Con o sin tratado, Estados Unidos seguirá siendo nuestro principal mercado. Esperamos que en el sector agropecuario se vean las mayores tasas de incremento en las exportaciones de México a la Unión Europea, cuyo potencial estaba retenido de alguna forma. Si logramos una buena negociación vamos a poder exportar más plátanos, jugo de naranja, espárrago, miel, carne de res y una serie de productos para los que nos están pidiendo abrir oportunidades en este lado del Atlántico. Desde el punto de vista de la inversión extranjera, creemos igualmente que la Unión Europea se va a consolidar y va a ganar participación como inversionista en México. Muchas veces las empresas europeas invierten en México para atender mejor al mercado estadounidense. No se busca que sea una panacea para desplazar a Estados Unidos, de ninguna manera. Volviendo a mi punto inicial, esperamos que se abran más oportunidades, que el comercio siga creciendo y que Europa se consolide como el segundo destino de nuestras exportaciones.

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